LA FOTOGRAFÍA ESTEREOSCÓPICA

La fotografía estereoscópica es  nada menos que la conocidísima 3D o tridimensional, que nos da la sensación de estar dentro de la imagen. Muy popular desde los inicios de la fotografía, desde entonces ha tenido una serie de innovaciones técnicas para su obtención y posterior visualización.

La ilusión de la profundidad en una fotografía, película, u otra imagen bidimensional es creada presentando una imagen ligeramente diferente para cada ojo, como ocurre en nuestra forma habitual de recoger la realidad. Muchas pantallas 3D usan este método para transmitir imágenes. Fue inventado primero por Sir Charles Wheatstone en 1840.

Este método, basado en la visión humana, se realiza tomando dos veces la misma fotografía, y dejando entre cada una de ellas un desfazaje equivalente a la distancia entre ambos ojos, que se llama distancia interocular y corresponde a unos seis centímetros y medio, debido a esto el cerebro crea una ilusión de profundidad.

La estreotécnica actual consiste en el empleo de dos cámaras con disparo sincronizado. La precisión en el montaje es tanto más importante, cuanto menor es la distancia. Según el tema a captar pueden utilizarse diferentes clases de objetivos variando desde angulares normales a teleobjetivos u ópticas especiales. Se debe tener en cuenta que tanto las ópticas como sus graduaciones ( enfoque, velocidad y diafragma ) deberán ser exactamente iguales.

Las cámaras pueden estar sujetas en trípodes, regletas o soportes de desplazamiento, así como en cremalleras para la obtención de fotografías de aproximación. Si el tema a reproducir carece de objetos en movimiento puede recurrirse a utilizar una sola cámara que, tras el primer disparo, se desplazará a la distancia adecuada para realizar el segundo, en el que se tendrá en cuenta mantener minuciosamente el encuadre anterior. En ocasiones y cuando la distancia al objeto de interés sea mayor a 5 m, se puede con un poco de paciencia y práctica, recurrir a un método más difícil que consiste en realizar a pulso las dos fotografías, partiendo de una misma posición en pie del fotógrafo, en la que mantendrá las piernas ligeramente abiertas, basculando a izquierda y derecha para realizar cada uno de los disparos.

La fotografía estereoscópica estuvo muy de moda en varias décadas del siglo XIX. Muchos fotógrafos realizaban vistas estereoscópicas utilizando cámaras especiales de dos objetivos, o bien con cámaras de un objetivo desplazable lateralmente. Autores clásicos, como J. Laurent, tomaban sistemáticamente vistas estereoscópicas, además de las normales. El Ministerio de Cultura de España conserva, en el Archivo Ruiz Vernacci, cerca de 1.000 placas estereoscópicas de Laurent, del procedimiento de vidrio al colodión húmedo, en el formato 13 x 18 centímetros, con vistas de España fechables entre los años 1857 y 1880, y de Portugal del año 1869. Además se conservan otras 11.000 placas de vidrio de formatos mayores, realizadas tanto por Laurent como por sus colaboradores.

 

 

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